¿Y si no podemos cambiar el mundo?


Entre los llamados a cambiar el mundo que pueblan la atmósfera de estos tiempos, yo te pregunto: Si el cambio del mundo dependiese de ti, ¿tendría lugar? Si fuese necesario un ejemplo, ¿serías tú? Si todo el mundo cambiase de la noche a la mañana, ¿estaría hecha tu parte, o tendríamos que esperar?

Cambiar el mundo, así de buenas a primeras, es una idea pretenciosa e infantil. Ocúpate de tus asuntos. Si de verdad quieres cambiar algo, ocúpate de lo que está a tu alcance, no diluyas la responsabilidad en los demás, cambia tu mundo, cambia como tú vives.

Si nada cambia con tu cambio, ¿ya no quieres cambiar? Si tu cambio no cambia el mundo ¿ya no lo quieres?, ¿ya no lo asumes? Entonces es que realmente no quieres transformarte, no quieres hacerte responsable de tu vida, que es lo único que puedes hacer, y es lo único que, en todo caso, puedes aportar al mundo. Si nada cambiase con tu cambio, ¿quieres cambiar? Entonces puede suceder un cambio genuino. Cuando tú te transformas porque necesitas transformarte, porque es imperativo para ti, no por lo que vayas a conseguir o impactar ahí fuera, sino porque tú quieres hacerlo, y punto. Porque por fin asumes que el problema no es el mundo, que no es que el mundo está mal, sino que tú estás mal en el mundo.

Si nada cambia con tu cambio, ¿quieres cambiar? ¿Quieres hacerte la vida más fácil, encontrar algún modo de estar bien, tranquilo, en paz, mientras el mundo sigue siendo como es? ¿O prefieres seguir culpando al mundo de cómo tú vives en él mientras te rebozas en el mismo sufrimiento una y otra vez?

Olvídate de cambiar el mundo, de querer ser un superhéroe, porque ya ves, a la hora de la verdad, no sólo no cambias el mundo, sino que no cambia absolutamente nada.


Soñar con lo que harías si pudieses es poner excusas para no hacer lo que puedes.


Si nada cambia con tu cambio, ¿quieres cambiar? Si el mundo no se vuelve mejor con tu bondad, ¿quieres ser bueno? Si ser honesto no acaba con las mentiras del mundo, ¿estás dispuesto a serlo? Si no se acaba la violencia en la Tierra gracias a tu sensibilidad, ¿estás dispuesto a ser sensible? Si la gente sigue atrapada en su infelicidad, ¿estás dispuesto a ser feliz? Si no terminan las guerras, ¿estás dispuesto a vivir en paz? Esa es la "batalla", ese es el reto, no es pequeño, claro, pero deja de esconderte en ello y hacerte pequeño tú.  Deja de usar el mundo como excusa. Si estás mal, no necesitas pretextos para justificarlo, necesitas el modo de transformar lo que te aflige. Si tu casa está ardiendo irremediablemente, no es lo más recomendable ponerte a buscar culpables o a llorar por lo que se quema, más te vale buscar la puerta y salir tú.

Apelo a ese coraje, ese coraje del espíritu, no un coraje que se transforme en violencia para culpar a otros y seguir todos hundiéndonos en el mismo barco, un coraje que busca la excelencia porque se inspira en su corazón, porque quiere hacer las cosas bien aunque nadie más lo haga. Las cosas bien no según la moral o las normas sociales, las cosas bien según el propio espíritu lo dicta, sin entrar en religiosidades ni historias, ni siquiera espiritualidad. Eso que arde en ti y que quiere quemar el mundo, úsalo para quemar ese odio al mundo y la irresponsabilidad de seguir quejándote sin cambiar nada. Sin cambiar nada en ti, repito, donde únicamente puede cambiar. Un coraje que sale del espíritu vivo, que siembra amor y belleza por donde pasa, aunque nunca germine nada, simplemente porque lo tiene y le sobra, porque se ha ocupado de florecer su jardín y, sin querer, sus semillas se desperdigan y el aroma de sus flores vuela en el aire que respiramos todos. Eso puede ser una inspiración, o no, ese no es tu cometido. Ocúpate de ti.

Te repito por enésima vez: si nada cambia con tu cambio, ¿quieres cambiar?

Si nadie más sigue tu ejemplo, porque tampoco nadie tiene por qué, porque solo tú eres tú, ¿estás dispuesto a eso, a ser tú? No el tú qué crees que eres, no ese que se refugia en el "yo soy así" o mejor aún, más chistoso, "el mundo me ha hecho así", no, no el tú qué se refugia en excusas para seguir odiándose a sí mismo, poniendo al mundo como excusa para no florecer, poniendo al mundo como excusa para seguir volcando en él lo mismo que en él percibe, para seguir odiando en un mundo que odia, para seguir mintiendo en un mundo mentiroso, para seguir haciendo daño en un mundo violento. ¿O acaso estás tú aportando algo diferente a lo que ves? En ese caso no estarás quejándote, estarás ocupado en aquello de lo que te tienes que ocupar.

Apelo a ese coraje, el coraje de estar vivo y estar dispuesto a ser en plenitud lo que eres, y dejar de encogerte en pretextos, porque eso es lo que haces. "Es que yo soy así" es una traición a ti mismo, nadie te ha traicionado, nadie te ha hecho así, ni tus padres, ni tus abuelos, ni la cultura, ni tus traumas... Que sí, todo eso puede haber sido muy duro, pero mira la evidencia, estás aquí, no es más duro que tú. Nadie te hace así, tú te haces así a cada segundo, dando cuerda a todas esas cosas, a esa vieja y haraposa versión de ti, dando la espalda a la oportunidad, siempre disponible, de erguirte y ser quien eres de una bendita vez.







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