Mi voz se lanza al cielo,
a veces ansiosa de ser escuchada,
otras llamada por cierto oído
que parece buscarla.
A vos os hablo, oídos de otro tiempo,
como un viajero anacrónico
escribiendo para otra época.
Siempre fuera de lugar y tiempo
pregunto a la nada,
¿qué hago aquí y ahora?
Ningún tiempo es el mío,
fracaso anticipado del deseo de pertenecer.
Todos los tiempos son míos,
yo no soy de ninguno.
Y aún así, aquí y ahora,
sumergida en este océano de horas,
envidio el baile armónico
de los relojes.