De coronas y soberanías.- Reflexiones de cuarentena.


El corona nos quita la corona y nos la vuelve a poner en otro lugar. Nos retira la corona del viejo personaje y nos entrega la corona del que somos de verdad.

El corona le quita la corona a los viejos reyes, y la devuelve a nuestra mano. Así nos recuerda que nosotros los coronamos.

Es el fin de la corona, el fin de la cabeza, tiempo de volver al cuerpo, tiempo de que el cuerpo reine.
Tiempo de reunir cielo y tierra, de enterrar la corona, de destronar a los dioses, de coronar a la tierra.

El corona nos aprieta los pulmones, nos quita todos los lujos para atender a lo básico, la respiración.
Todo en la vida es secundario, lo que prima es respirar.

La soberanía individual comienza por ser dueño de la propia respiración, y ser dueño de la propia respiración es protegerla de interferencias, es dejarla ser como es, sin prisa, sin pausa.
Ser soberano significa respetar la respiración, seguir su dictado y no el del cerebro. Que el cuerpo dicte y no la mente, el cuerpo, siempre conectado con su origen, siempre sabio a tiempo real.

El cuerpo guía a la mente. En caso contrario estamos perdidos.
La mente no puede enseñar al cuerpo a respirar. Es la mente la que ha de aprender.

Escuchar el ruido de la mente y sus ecos en el cuerpo, para entrar hacia el silencio. 
El silencio del cuerpo, donde todo es. 
El tiempo del cuerpo, donde todo es cuando es.

Atender el ruido de la mente antes de seguirlo. Escuchar las órdenes antes de cumplirlas. Recuperar la soberanía.

Sumergir la mente en el cuerpo, las ideas en la materia, la posibilidad en lo factible. Para que sea lo que es y dejar de perseguir imposibles.

Despertar, aterrizar. 

Dejar de castrar el cuerpo, la puerta a la realidad. 

El cuerpo que tú no habitas es susceptible de ser invadido.
Las realidades absurdas toman tierra cuando nosotros estamos en las nubes.

Sentarse.
Asentarse.
Estar.
Habitarse.
Dejar que la respiración suceda.

Ha tenido que venir un virus a recordarnos que respirar es ser soberano.

Ha tenido que venir un virus a recordarnos que vivir es respirar.



No hay comentarios:

Publicar un comentario